En Melbourne, Australia, una mujer de 38 años de edad optó por mudarse a una residencia para personas mayores luego de terminar una relación de pareja.
La dama inicialmente permaneció en un alojamiento temporal por dos meses antes de considerar distintas alternativas de vivienda.
La propuesta surgió al visitar a su tía en una residencia y conocer que había un departamento disponible. Tras confirmar que su edad no representaba un impedimento, inició el proceso para instalarse.
La mudanza se concretó hace poco más de un año y, de acuerdo con su testimonio, no tiene planes de dejar el lugar.
La nueva huésped señaló que encontró un entorno estable, con vecinos dispuestos a colaborar y libre de presiones tecnológicas, lo que ha favorecido su bienestar mental.
Uno de los aspectos decisivos fue el costo. Mientras que el alquiler de un departamento de dos ambientes en Melbourne oscila entre 1,850 a 2 mil 100 dólares estadounidenses, la renta mensual en la residencia asciende a unos unos 330 dólares estadounidenses e incluye el mantenimiento.
Además del precio, resaltó el acceso a actividades como yoga en silla, bingo, caminatas y lectura.
Su rutina diaria incluye desayunos con música suave, caminatas matutinas, clases de ejercicio adaptado y labores como freelance.
Durante las tardes, dedica tiempo a la cocina, compras cercanas o conversaciones con otros residentes en áreas comunes.
Aunque algunos familiares y conocidos cuestionan la elección, la mujer considera que vivir entre personas mayores le ha permitido “reflexionar sobre el uso del tiempo, ajustar sus prioridades y mantener un ritmo de vida más pausado”.
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